#MacriEsElLider CONTUNDENTE COLUMNA DE MAURICIO MACRI EN EL DIARIO LA NACION


Con el compromiso de siempre y la responsabilidad que me cabe, rompo el silencio para compartir con ustedes mi inquietud sobre la dolorosa y delicada circunstancia que atraviesa la RepĆŗblica Argentina.
Las autoridades al frente del Poder Ejecutivo Nacional vienen desplegando una serie de medidas que consisten en el ataque sistemĆ”tico y permanente a nuestra Constitución. Para poder gobernar sin lĆ­mites, violentan la Ley Fundamental de la Nación, que es la encargada de garantizar la protección de nuestros derechos bĆ”sicos y libertades individuales frente a cualquier intento de abuso de poder por parte de las autoridades.
A esta altura de los acontecimientos, el rumbo que ha tomado el paĆ­s deja al descubierto la intención del gobierno de establecer un Nuevo Contrato Social en la Argentina con principios dominantes inĆ©ditos. Se vulnera el equilibrio de los poderes del Estado para el pleno funcionamiento de la RepĆŗblica, porque no se respetan los reglamentos de las cĆ”maras del Congreso Nacional para debatir y sancionar las leyes. Se pretende condicionar al Poder Judicial con una reforma que ya tiene media sanción en el Senado de la Nación y que serĆ” tratada en la CĆ”mara de Diputados en las próximas semanas. Se han debilitado los organismos de control existentes en la órbita del Estado con el riesgo de reiterar la falta de transparencia en la gestión de los organismos pĆŗblicos. Retrocede el federalismo en la Argentina, porque el oficialismo condiciona a los gobernadores de las provincias cualquiera sea su signo polĆ­tico y los extorsiona con el envĆ­o de los fondos necesarios para administrar sus distritos si no cumplen con lo exigido por el Poder Ejecutivo Nacional, lo que fue coronado con la reciente e indignante presión al Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La seguridad jurƭdica desfallece ante un poder que atrasa y que solo cree en modelos arcaicos, prescindiendo de todas las oportunidades para el crecimiento y el desarrollo de nuestro paƭs que estƔn donde habitan las grandes naciones del mundo y donde las sociedades evolucionan.
Cede el respeto a nuestras libertades individuales para que el debate y las opiniones no encuentren condicionamientos ni censura, porque la libertad de expresión es una institución democrĆ”tica peligrosa para un gobierno personalista. Se utilizan las restricciones sanitarias para impedir la libre circulación de los personas, y solo pueden hacerlo aquellos que estĆ©n habilitados a extender una declaración jurada que se debe someter a la consideración de las autoridades.
Lo que se busca es el control social y evitar que los ciudadanos manifiesten su disconformidad con las medidas que se toman y que perjudican a amplios sectores de una sociedad exhausta de obedecer decretos que atentan contra su bienestar general.
No se puede producir ni trabajar para llevar el pan a la mesa de las familias argentinas, porque la idea es avasallar a la clase media para conseguir clientes dependientes del favor del Estado para poder sobrevivir. No se reconocen los derechos bƔsicos de los ciudadanos para que cada uno proyecte su vida como quiera hacerlo, porque es el Estado el que aspira a decidir por nosotros. Pretende nivelar para abajo.
El gobierno atenta contra las bases Ć©ticas y económicas de una sociedad que aspira a ser libre, que se caracterice por tener una organización social regida segĆŗn el principio de justicia y no de aquel que resulte conveniente al poder de turno, y donde el rol de las instituciones sea el pilar fundamental para el avance de la Argentina hacia un paĆ­s moderno y civilizado.
Pero aun asĆ­, en este momento tan agobiante que atraviesa nuestro paĆ­s, sigo creyendo en la capacidad de nuestro pueblo para superar sus dificultades, porque estoy convencido de que esta sociedad ha madurado. Porque esta sociedad ya no tolera el atropello a las instituciones, la corrupción de los funcionarios, el delito en ninguna forma, la injusticia, la inseguridad, la impunidad, la violencia, la prepotencia y la anomia. Y no lo tolera mĆ”s porque quiere vivir en libertad, en paz y unida. La sociedad esta atenta a que haya jueces que rechacen las presiones y honren la independencia de la justicia.
El panorama dramĆ”tico descripto tiene su contracara: en la Argentina emergió algo nuevo. Ciudadanos movilizados y atentos que han ganado las calles. Desde la lucha contra la resolución 125, la exigencia de verdad sobre la muerte del fiscal Nisman, las marchas del SĆ­SePuede, o el mĆ”s reciente 17-A la conciencia cĆ­vica se expresa.
Autoconvocada y vigorosa se hace oĆ­r como en las grandes gestas. Nadie deberĆ­a sorprenderse cuando el pueblo rechaza decididamente una y otra vez los decretos de necesidad y urgencia y las medidas abusivas de un poder inoperante frente a la compleja y delicada realidad que se vive en nuestro paĆ­s.
El pueblo expresa pacĆ­ficamente su inquietud y descontento en cada marcha, en cada cacerolazo, en cada protesta, en cada publicación que hace en su red social y en cada conversación que encuentre a un argentino hablando de su paĆ­s con la emoción de querer vivir en la Patria grande y libre que puede ser, si trabajamos todos juntos en esa dirección. Con una oposición unida que se erige en alternativa
La humanidad ha tomado su lección en el siglo XX y la asume hoy como mandato: liberar al hombre del miedo y de la miseria, con una plena vigencia de los Derechos Humanos. Camino del cual no se puede apartar Argentina.
Hay que dar una discusión profunda y responsable sobre cuĆ”les son los principios que deben regir Nuestro Orden Social: es la RepĆŗblica o la republiqueta; es Democracia o demagogia; es elecciones libres o no habrĆ” transparencia en los resultados; es seguridad o vivir con miedo; es el Estado de Derecho o es la jungla; es la propiedad o es la apropiación; es libertad de expresión o censura; es educación o adoctrinamiento.Es verdadero o es falso. Es luz o es oscuridad.
El insistente y vertiginoso accionar del "vamos por todo", extravía el rumbo de la Nación: hay que ir por el camino que la Constitución manda. Y para defender la Constitución ninguno de nosotros va a dejar de estar, hoy y siempre. Estamos a tiempo. Para defender el presente y para ganar el futuro.
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